Al otro lado del teléfono, la voz de Gustavo Dalsasso se escucha desgastada y lejana. Una afonía que da cuenta de las celebraciones, gritos y cánticos que el portero oro y cielo ha vivido en las últimas horas tras el retorno de Everton a Primera.
Esforzándose por hablar fuerte y claro, el golero argentino no esconde su emoción al comentar un ascenso que desde su perspectiva es totalmente opuesto al del 2012, donde tuvo la posibilidad de jugar todos los partidos.
“Fue totalmente distinto porque estuve en el primer partido y después no jugué más. En esta última recta disputé los últimos dos partidos y los dos de la final, entonces fue todo muy raro, muy loco, donde pensé que no iba a poder participar de forma directa en el ascenso”, cuenta Dalsasso.
“Yo soy un jugador de piel, una persona muy sensible, y que me hayan otorgado la responsabilidad en estos últimos partidos para poner la frutilla de la torta y coronarla como se hizo, obviamente le da una connotación especial, pero feliz porque el equipo que yo quiero esté en Primera y por cumplir lo que prometí hace dos años… eso me da una sensación de mucha paz”, agrega el meta oro y cielo.
Otro condimento especial de este ascenso es que a ratos el camarín vivió momentos sumamente complejos, y que incluso llevó a pensar que se les podía escapar el objetivo.
“Los acontecimientos domésticos día a día te lo iban marcando, como las distintas lesiones, algunas más graves y otras menos, que iban haciendo un grupo reducido. Pero con la llegada de Héctor (Tapia) y su equipo multidisciplinario leyeron muy rápido a qué venían y realizaron un trabajo espectacular en la recuperación, en el sentido humano, de gestión y planificación, para que tuviéramos todo a nuestro alcance para llegar a un cien por ciento al partido final. En ese aspecto, Héctor no dejó punto al azar para llegar de la mejor manera a la final”, explicó Dalsasso.
En esa misma línea, el portero dejó en claro que la llegada de Héctor Tapia fue un punto de inflexión que en definitiva permitió descomprimir el ambiente y lograr el ascenso.
“Toda salida de técnico genera en el plantel un cambio de aire y de orientación. Víctor (Rivero) sabía que estaba en el club durante el segundo semestre gracias a la obtención de la liguilla, en otra situación tal vez se tendría que haber ido antes, pero eso le dio la opción de seguir aun perdiendo. Los dirigentes tomaron la decisión de cesarlo en el cargo y con el diario del lunes fue una muy buena decisión. En su momento era muy difícil tomarla y saber quién era la persona idónea”, aseguró el golero, quien de paso no le resta méritos a su ex DT, afirmando que “hizo un 50 por ciento porque se salió campeón de la liguilla y gracias a eso pudimos jugar la final”.
Su futuro bajo el arco
Durante el último tiempo, Gustavo Dalsasso ha jugado al misterio con la posibilidad de colgar los guantes, aunque ahora da nuevas pistas sobre su futuro.
“Cuando terminas jugando a un buen nivel después de estar casi once meses fuera… mira, me quiero tomar un tiempo, no quiero apresurarme ni tomar una mala decisión. Ahora soy jugador libre, mi contrato se terminó ayer (el domingo), así que voy a ver lo que se resuelve esta semana con los dirigentes y con el técnico, ya que obviamente que es importante su palabra para que continúe o no. Voy a tomarme unos días para realmente sincerarme en lo más profundo de mí ser para ver realmente lo que pienso y siento”, confesó el meta trasandino.
De todas formas, Dalsasso admitió que esa “llama sagrada” o deseos de seguir jugando permanece latente. “Terminé jugando a un muy buen nivel, ascendiendo, eso te va dando esa llama, aunque la realidad es otra, tengo que pensar en el futuro y en la familia, tengo que ver y barajar las mejores posibilidades para que sean beneficiosas para mí y para el club”.
Mientras tanto, el arquero oro y cielo espera retomar esta semana las clases de fútbol que hacía a un grupo de adultos en el CDE, tarea que tuvo que dejar para enfocarse en la final.
“Yo tengo un proyecto para poder perpetuar y transmitir, más allá de los conceptos técnicos, tácticos y físicos, a un grupo de locos, mi pasión por el fútbol, y la verdad es que ese grupo de muchachos fueron los primeros que me dieron la confianza porque en ese momento no estaba jugando y estaba prácticamente retirado. Vinieron y me dieron todo el apoyo, pasamos dos meses espectaculares”, cierra un emocionado Dalsasso.
El Mercurio de Valparaíso
Foto: CDF