Faltaban cinco minutos para el mediodía y los jugadores de Everton y Santiago Wanderers se aprestaban ayer a entrar al campo de juego para disputar una nueva edición del Clásico Porteño.
El árbitro Eduardo Gamboa, que un par de horas antes había dado el visto bueno a una cancha que soportó sin problemas las precipitaciones, tenía el silbato en una mano y el balón en la otra cuando recibía la noticia de que debería guardar las tarjetas para otra ocasión.
Y es que en ese momento una batalla campal entre hinchas oro y cielo y caturros en las tribunas y en la cancha del recinto viñamarino transformaban una fiesta futbolística en un vergonzoso y patético espectáculo.
El reducto de la Ciudad Jardín había resistido la lluvia caída toda la noche en la comuna, pero no pudo con la violencia descomunal que se vivió antes del encuentro. Golpes de puño, fierros, palos, en fin. Todo lo opuesto al deporte.
No había llegado la hora del pitazo inicial y la decisión ya estaba zanjada. El partido se suspendía porque las condiciones de seguridad no fueron cumplidas, lo que facilitó las conductas violentas de las barras de ambos equipos.
En simultáneo, en las cabinas dispuestas para el personal de seguridad, el gobernador provincial de Valparaíso, Omar Jara, junto con el jefe del Plan Estadio Seguro, José Roa, más los directivos de Carabineros, discutían sobre las medidas a seguir.
Todo comenzó cuando después del calentamiento previo del equipo de Everton, los adeptos porteños, en un par de minutos derribaron las rejas y se metieron a la cancha. Para que eso ocurriera fue clave el poco personal de seguridad en el estadio.
De ahí en adelante, se produjo un tira y afloja entre las fuerzas de orden y seguridad con las personas más violentas, las que se negaban a dejar la cancha del estadio mientras se batían a golpes con Carabineros y fanáticos del equipo contrario.
Responsabilidad
Al momento de enfrentar los medios, las autoridades no dejaron espacio a las dudas en cuanto a las responsabilidades por los incidentes.
El primero en salir al paso y explicar las medidas tomadas, fue el gobernador de Valparaíso, Omar Jara. Para él, debía haber “una comitiva de seguridad que contempla un número de guardias, y eso no se cumplió”.
Respecto al personal de seguridad, señaló que “el día viernes recibimos un informe de seguridad de Carabineros recomendando tomar medidas para no tener que suspender el partido”. ¿La razón? la empresa de seguridad a cargo, contratada por el organizador- Everton- no presentó dentro del plazo estipulado el plan de seguridad para el encuentro. “Las recomendaciones eran revisar las peticiones que hicimos de rejas y el sábado hicimos la revisión, y además teníamos que asegurarnos de que debía cumplirse con los 200 guardias que se necesitan, cuestión que digamos no se cumplió. De acuerdo a la contabilidad de Carabineros habían 96. El acuerdo era por 200″, dijo Jara, quien además señaló que “no sé si con más guardias habríamos detenido a esta gente, pero evidentemente que la sensación de seguridad con 200 guardias es mayor que cuando hay 95 o 100″. Y eso que según el último informe de Carabineros, habían 55 guardias en el recinto.
Estadio Seguro
En Sausalito también se encontraba el jefe del Plan Estadio Seguro, José Roa. El director del plan gubernamental igual apuntó los dardos de la responsabilidad al club local, en tanto fue organizador del evento.
Luego, fue más enfático y manifestó que “hubo una planificación y compromisos que no se cumplieron. A mi juicio, sí, el responsable es el organizador”. Para Roa, el principal compromiso no cumplido fue la cantidad de guardias de seguridad que se necesitan para los partidos, sumado a una mala distribución de los dispositivos de seguridad dentro del estadio.
“El número de guardias es parte de los incumplimientos, una de las obligaciones es tener un guardia de seguridad en las escaleras que dan a la cancha porque son vías de evacuación, eso no sucedió, la gente abrió las puertas y entró a la cancha. Entonces, también hay una tarea de conducción que en este caso no sucedió y los hechos desencadenaron todo lo que hemos visto”, señaló el jefe del plan de seguridad gubernamental, para quien las responsabilidades las tiene que determinar el gobernador, que es quien autorizó bajo ciertas circunstancias este partido, pero parece evidente que la suspensión da cuenta de compromisos incumplidos”.
Defensa evertoniana
Con todos los dardos apuntando hacia el club organizador, la defensa de Everton no se hizo esperar. Antonio Bloise, presidente del club, se refirió a los hechos diciendo que son una manifestación de “un problema social muy profundo”.
“Se trabajó toda la semana en planificar para que no pasara esta situación, pero no hay planificación que resista esto. Hay que ver el problema más de fondo, y creo que ni con el doble de guardias, ni con más carabineros se habría evitado lo que sucedió, aca hay un problemas social intenso”, dijo Bloise.
El mandamás oro y cielo señaló también que “una sociedad anónima como la de Everton no tiene la capacidad para controlar una situación así, hay que ser honestos, con más personal de seguridad esto habría terminado antes, pero el problema seguiría siendo el mismo, es la vuelta de esta gente a los estadios después de la Copa América y quieren marcar presencia tomándose los estadios, este es el resultado y lo lamento”, comentó.
Agregó que “teníamos una lista con una cantidad importante de gente que no podía acceder y sin embargo hubo igual gente de Everton que entró a la cancha, que rompió asientos, entonces tenemos que ir incrementando esa lista”.
El timonel de los viñamarinos no se refirió respecto a la situación que apunta a la ausencia y falta de personal de seguridad, pero sí manifestó que sea cual sea la sanción, la aceptarán. “Tendremos que aceptar las sanciones a las que hemos quedado expuestos porque así corresponde”, dijo.
En tanto, su par de Santiago Wanderers, Jorge Lafrentz, se refirió en un tono más cauto respecto de los incidentes. “El día jueves destinamos tres horas para evaluar las medidas de seguridad. Acá hay una irresponsabilidad tremenda de hinchas o barristas de ambos clubes, que no están a la altura de lo que queremos para el fútbol nacional”, dijo Lafrentz.
Respecto a lo que sucederá con los próximos clásicos, toma fuerza la idea de disputar los encuentros sólo con hinchas del club local, e incluso, jugar partidos como el clásico sin público.
Una de las alternativas que se estudió tras los incidentes fue la opción de reanudar el pleito sin público en las tribunas del Sausalito. Sin embargo, esta alternativa fue descartada por el gobernador Omar Jara, quien directamente le comunicó al árbitro Eduardo Gamboa que no estaban las garantías para hacerlo. “Era un riesgo porque era muy probable que mucha gente intentara volver al estadio. Considero que fue la mejor decisión para la seguridad de todos”, manifestó la autoridad.
Fuente: El Mercurio de Valparaíso.