La crisis del Everton se estira y durará al menos una semana más. Roberto Martínez sale muy cuestionado de este encuentro y con peligro de perder su puesto. Cada equipo tuvo sus opciones pero ninguno logró rentabilizarlas en un partido sin demasiada historia.
Ambos equipos llegaban con la necesidad imperiosa de hacerse con los tres puntos. Los locales con decimoterceros con veintidós puntos, se situaban solo tres por encima del descenso, algo impensable en el inicio de campaña. Los visitantes, decimoquintos con veintiuno, no querían que se desvaneciera el “efecto Pulis”.
Primer tiempo desastroso
“Todo lo que pueda salir mal, saldrá mal”. El Everton se encomienda a esto una vez más. El partido comenzó con el mismo guión de siempre; los toffees dominan la posesión y el partido pero sin conseguir practicamente tirar a puerta. El West Brom llegó a Goodison para hacer lo que tenía que hacer, esperar, defender y salir rápido a la contra con Anichebe y Berahino. Dedicándose simplemente a eso, lograron crear el mismo peligro a Joel que el Everton a su guardameta.
Las ocasiones locales llegaban con cuentagotas y tras ser amasadas durante un período de tiempo lejos del ideal. Como siempre, Baines y Mirallas los más incisivos por banda izquierda, mientras que Coleman apenas apareció. En medio del dominio toffee aparecieron los baggies para asustar a Goodison en varias ocasiones. Sobre todo, un Gardner muy participativo, tuvo en sus botas los acercamientos más claros a la meta de Joel.
Lukaku y Besic, como de costumbre, fueron de lo mejor del Everton en esta primera mitad asociandose y creando peligro en varias acciones. La ocasión más clara llegaría tras una mano de Joleon Lescott dentro del área que Michael Oliver sentenció como pena máxima. Bajo la atenta y sorpresiva mirada de Goodison, Baines decidió cederle el lanzamiento de penalti a Mirallas, que lo mandó al palo derecho de la portería defendida por Foster. Ambos equipos se marchaban al descanso con 0-0 y con la sensación de poder haber cambiado ese resultado.
En el descanso apareció un invitado de excepción, Sylvester Stallone, toffee confeso y que apareció en una de las pantallas gigantes de Goodison para dar ánimos al equipo y promocionar su nueva película.
Vuelta a la realidad
El Everton, como ya es costumbre esta temporada, lo logró reaccionar en el segundo tiempo. Mirallas fue cambiado en el descanso, puede que señalado por su error en el penalti, lo que alimenta aún más la polémica del banquillo. El partido siguió en las mismas; posesión de balón y escasos acercamientos sin apenas peligro.
Los de Tony Pulis decidieron seguir los pasos de sus rivales y se borraron del partido. No tuvieron opción alguna de dar la campana, eso sí, defendieron de manera sólida y organizada hasta el final del partido sin apenas dejar lugar a la imaginación toffee. Si ya había habido poca polémica con la sustitución de Mirallas, Roberto Martínez decidió retirar del terreno de juego a Besic, el mejor del partido (de largo) y uno de los mejores de está pésima temporada de los de Goodison. Los aficionados sorprendidos, comenzaron a abuchear e insultar al técnico español, al que puede que no le quede demasiado tiempo en ese banquillo.
El partido terminó como comenzó. Con ambos equipos dando una mala imagen y repartiéndose unos puntos que no les sirven de prácticamente nada a ninguno de los dos. La polémica está servida en Goodison.
Fuente: Vavel