Everton pierde con Temuco y mira de lejos el ascenso directo

El partido asomaba como clave para Everton desde antes que se iniciara la segunda rueda del Campeonato de Primera B. Por un lado, Deportes Temuco terminó como líder de la primera parte del torneo y, por el otro, los oro y cielo habían comentado hasta el cansancio que, más allá del medio cupo logrado con la liguilla, su objetivo es el ascenso directo.

Por lo tanto, la ecuación resultaba obvia: tenían que derrotar a los de la región de la Araucanía para disminuir la ventaja entre ellos. Sin embargo, la tarde noche de ayer los viñamarinos recibieron el segundo gran golpe de la semana. El cuadro albiverde no tuvo complicaciones para imponerse en su casa por un contundente 4-1, y estiró así a doce puntos la diferencia en la tabla con Everton.

Ahora los dirigidos por Víctor Rivero deben remar desde bien atrás para poder remontar en la tabla de posiciones. Con trece partidos por delante, el cuadro auriazul está lejos de depender de sí mismo para conseguir el tan anhelado ascenso directo.

Desastre inicial

El inicio del partido de ayer bien pudo ser la mejor demostración de todas las falencias de Everton.

Con un equipo de Deportes Temuco acechando con intensidad desde el pitazo inicial, la última línea oro y cielo mostró tantas fallas como ataques tuvieron los locales.

Por las bandas se vieron sobrepasados los dos laterales, Álvaro Madrid y Nicolás Suárez, y por el centro de la zaga Felipe Salinas tuvo una de sus actuaciones con más imprecisiones desde que arribó al representativo de la Ciudad Jardín.

Con tantas fisuras en el bloque defensivo, no resultó extraño que Temuco consiguiera rápidamente abrir la cuenta. A los 13 minutos Sergio Comba anotó tras una gran jugada de su compañero Francisco Piña, quien dejó atrás con facilidad a Suárez y Salinas, y el delantero exSan Luis de Quillota no tuvo más que definir con tranquilidad frente al meta Claudio González.

No pasaron diez minutos desde aquel gol cuando los locales anotaron la segunda cifra. Recién a los 19 minutos de partido, Temuco ya estaba en ventaja de 2-0 con anotación de Cris Martínez. El ariete paraguayo aprovechó otro error de la zaga, esta vez compartido entre Álvaro Madrid y Felipe Salinas, para encarar con soledad a Claudio González y batirlo sin problemas con un remate al centro del arco.

Tras las dos anotaciones, Everton tampoco pudo reaccionar. El asedio temuquense no se detuvo y más que conformarse con la ventaja de dos tantos, seguían en busca de más goles.

Sin ir más lejos, habían conseguido la tercera cifra en 28′, pero el tanto fue anulado porque, supuestamente, el balón había abandonado la cancha tras un centro.

Así las cosas, Everton comenzó a caer en el descontrol. Fernando Saavedra, que venía de estar suspendido, estuvo al borde de la expulsión por doble amonestación, mientras que Alejandro Carrasco casi se va a los camarines por reaccionar con una patada a una falta que recibió.

Y por si el caos fuera poco para la escuadra conducida por Rivero, Arturo Sanhueza puso el 3-0 en los descuentos de la primera fracción. La algarabía local era total, mientras la desazón en los visitantes se hacía más que evidente.

Tibia reacción

El segundo tiempo ilusionó a los hinchas evertonianos con una reacción. Una gran jugada personal de José Luis Muñoz en 5 minutos del complemento puso el descuento.

Desde ahí Everton intentó 10 minutos más con intensidad. La defensa de Temuco logró sacar un balón en la línea y ahogó un nuevo grito de gol para los visitantes.

Luego, los de la Araucanía reaccionaron y liquidaron el partido en el minuto 63. Ahí Sergio Comba anotó su segundo gol personal aprovechando un nuevo error en la defensa, cuando Álvaro Madrid intentó dar un pase a Claudio González, y sentenció el partido.

Tras ello, Everton se acercó con llegadas esporádicas, pero no logró cuajar ataques colectivos que amenazaran la tranquilidad de los locales. Al final, terminó siendo una fiesta para las más de diez mil personas que fueron a ver a Temuco, y Everton se devuelve con una gran tarea para la casa.

Fuente: El Mercurio de Valparaíso.