Tres veces ha jugado Everton esta temporada contra Colo Colo: dos por el torneo nacional y la final de Copa Chile. En todas estas ocasiones los viñamarinos cayeron por idéntico marcador.
El 2-0 parece una maldición para el equipo de Sensini, que anoche en el Monumental solo pudo aguantar los primeros 45 minutos sin ver batida su valla. Pese a que el local marcó dos goles viciados por posiciones de adelanto que fueron bien anulados, el técnico del once auriazul parecía leer bien la brega.
Lo demostró haciendo un cambio defensivo sobre la marcha. Cuando “Boquita” se dio cuenta que su última línea estaba haciendo agua por la izquierda y que Solari era un problema sin solución para Dilan Zúñiga, modificó el esquema a una línea de tres hombres -sacrificando el mediocampo- con Echeverría, Barroso y Oyarzún, que cuando atacaba el Cacique pasaba a cinco integrantes sumando a los laterales.
La decisión del DT le permitió a su equipo instalar una muralla, pero definitivamente dejó abandonado en ofensiva a Cecilio Waterman. El panameño de todos modos mostró lo suyo guapeando con Falcón y generando un contragolpe que casi termina en gol.
Sin embargo, progresivamente la generación de fútbol de Everton se apagó.
Juan Cuevas nunca se pudo juntar de forma cómoda con Berríos o Madrid y pese a eso tuvo la jugada de gol más clara para los de Viña del Mar.
A los 51′ remató desde la derecha y exigió a Cortés. En el rebote Rodríguez cabeceó pero el balón le llegó llovido a las manos al portero albo.
Después de eso, solo hubo un equipo en la cancha.
Colo Colo empezó a adelantar su línea de volantes cada vez más cerca del pórtico del visitante y desgastó a su rival, mental y físicamente.
Así llegó la apertura de la cuenta (60′) con un tiro libre de Gil tras una falta de Madrid. El argentino lanzó al corazón del área viñamarina, donde Falcón alcanzó a puntear la pelota y batió a Torgnascioli.
Era el momento de mayor presión del Cacique, que tuvo el 2-0 con una media vuelta de Bolados que el portero uruguayo envió al tiro de esquina de forma magistral.
Pero faltaba la genialidad del “Colorado”. Solari aguantó la marca y devolvió un balón desde el área rival hacia el centro, allí la encontró Gil, que pateó sin oposición y la colocó cerca de un ángulo para celebrar.
Lo que quedaba de tiempo no varió demasiado el libreto del segundo tiempo. Un Everton cansado y sin ideas, chocó contra un equipo que lo tenía medido y sabía cómo detenerlo.