El desafío se veía complejo, y esa fue la mentalidad con la que Everton de Viña del Mar enfrentó el partido que ayer disputó ante Colo Colo, en el estadio Monumental.
De hecho, el cuadro albo se encargó desde un principio de recordarle a los viñamarinos que jugaban en una complicada posición, y tomó la iniciativa en ofensiva.
A los 10′ los albos darían el primer golpe con un carrerón de Óscar Opazo hasta el fondo del área evertoniana. El conconino combinó con Jorge Valdivia, que con un sutil toque bombeado batió la resistencia de Eduardo Lobos.
Y los dirigidos por Héctor Tapia se rehusaron a dejar de lado la presión. Seis minutos más tarde, Esteban Paredes estuvo a punto de aumentar las cifras, pero su tiro salió desviado por poco.
Hasta ese momento, los oro y cielo mostraban pocas ideas a causa de la falta de la posesión del balón especialmente en el mediocampo. Sólo un remate de Juan Ezequiel Cuevas, a los 28′, pudo inquietar en algo la valla custodiada por el meta, Brayan Cortés.
Sin embargo, la escuadra viñamarina logró sobreponerse a los 36′, mediante un pase largo de Francisco Venegas a Lucas Mugni. El argentino envió un zurdazo que dejó sin opción a Cortés, instalando el empate y la sorpresa en Macul.
Luego del gol, Everton tomó confianza. A los 39′, el mexicano Iván Ochoa, pudo desequilibrar, pero su tiro ante un solitario portero albo se fue desviado.
Un vendaval albo
La segunda mitad no pudo comenzar de manera más ingrata para el cuadro viñamarino. A los 51′, y luego de un saque rápido desde el fondo albo, Valdivia habilitó a un Paredes irrefrenable por la banda, llegando al área evertoniana y sumando su gol número 201 en Primera División, ante una esteril estirada de Lobos.
A pesar de intentar dar más dinámica a la ofensiva con el ingreso de Marco Bueno, Everton no pudo recuperar el dominio del balón, y cedía cada vez más ante un Colo Colo que aprovechaba las múltiples falencias por la banda izquierda oro y cielo para penetrar su defensiva.
A los 66′, Everton tuvo una aproximación por vía de un centro de Mugni, cabeceado por Cuevas. El portero colocolino dio rebote, y Bueno no pudo llegar a definir.
A partir de ese momento, el local comenzó a ceder terreno y apostar al contragolpe a través de los arranques de Jaime Valdés, con el fin de cerrar el triunfo.
Y lo consiguieron a los 73′, ya que un centro por la banda más conflictiva de la defensa viñamarina fue el detonante de otra aparición de Paredes. El delantero albo le ganó las espaldas a Cristián Suárez y se encontró con el balón para decretar el 3-1, ante un Lobos que pudo hacer algo más.
Con el marcador en contra, los auriazules se durmieron en defensa. De hecho, Paredes pudo repetir a los 78′, pero no consiguió controlar el balón para definir.
El resto del tiempo, con un Colo Colo más conservador y un elenco oro y cielo completamente desorientado, pareció el corolario para una crisis que parecía olvidada, pero que se cierne nuevamente sobre el plantel de la Ciudad Jardín.
El Mercurio de Valparaíso