Otra inquietante y más bien triste actuación brindó el cuadro de Everton en su visita a la UC, el cual, de la mano de Héctor Tapia, no evidencia grandes avances y, lo que es peor, sigue en el fondo de la tabla de posiciones con apenas 3 de 18 puntos en disputa.
Y es que más allá del 1-3 de anoche en San Carlos de Apoquindo, lo que propone Everton -que sigue cometiendo errores graves, en todas sus líneas- es lo que tiene al borde del colapso a los hinchas viñamarinos. Un equipo sin fútbol, sin grandes variantes y poco aplicado… que arriba no convierte y que marca de lejos o suelta las marcas. Y no es de ahora, ya que ante Palestino y ante la Unión Española, por nombrar sólo dos ejemplos… lo mismo.
El meta Eduardo Lobos, una vez más, evitó un papelón mayor y si los cruzados no golearon… fue porque Mario Salas cerró el partido tras el 3-0 y sacó a jugadores valiosos como Jaime y Buonanotte.
Previo a la apertura de la cuenta -que llegó a los 35′, con un remate de Sebastián Jaime (sus marcadores, lo miraron)- la UC ya había tenido otras dos claras ocasiones, ambas en los pies de Jaime a los 5′ y 12′. El desdoblamiento de funciones y la feble marca visitante (Peñailillo, Suárez y Echeverría tuvieron fallas evidentes) complicaron a un Everton que cuando tuvo las suyas -como el zurdazo de Almeida a los 19′o la tijera de Rodríguez a los 45′- no concretó.
Knock out
Iniciado el segundo tiempo, la UC liquidó el partido con dos tantos que evidenciaron la fragilidad del fondo viñamarino. Kalinski y Buonanotte, a los 49′ y 52′, sentenciaron la lucha ante un Everton que sólo tuvo voluntad y algo de amor propio (lo que le sirvió para alcanzar un descuento a través de un penal bien ejecutado por Sebastián Varas), pero que con los nervios de punta y una cuestionable confianza (se nota el quiebre en el camarín), no puede salir del fondo.
La Estrella de Valparaíso
Foto: El Gráfico Chile / Photosport