La presente temporada de Gustavo Dalsasso en Everton probablemente ha estado muy lejos de lo que él imaginó en un principio. Y es que de ser titular indiscutido, como pocas veces en su carrera pasó a ser el arquero suplente de los oro y cielo durante el proceso que encabezó el entrenador Víctor Rivero.
Si bien en todo momento el golero argentino mostró una actitud positiva y nunca bajó los brazos, la llegada de Héctor Tapia al conjunto viñamarino le ha dado un nuevo aire. Fue así como disputó los dos últimos partidos de la fase regular, y ahora más que nunca mira con optimismo la posibilidad de jugar la final por el ascenso.
- ¿Desde la llegada de Tapia hay un renacer de Dalsasso en el pórtico de Everton?
- No, yo siempre he estado trabajando de la misma manera, con una sola meta, que es ascender. Esté o no bajo el arco, para mí siempre lo más importante es Everton y trabajé como si jugara los domingos. Y bueno, después Tapia me puso y traté de rendir, así que contento y feliz por eso.
- Un premio a la perseverancia que ha mostrado en un periodo que quizá no fue fácil para alguien con su trayectoria.
- Sí, pero cuando me tocó la otra parte, de ser capitán y jugar todos los partidos, promulgaba y profesaba eso, de que por más que jugara o no tenía que entrenar y ser un profesional, brindarme por la institución, después el técnico decide. En eso hay que tratar de ser consecuente, entrené y trabajé duro a la par de mis compañeros, siempre aportando y siendo un líder conciliador, tal vez no en el campo de juego, pero sí en el camarín, tratando de generar soluciones a distintas situaciones. En esto también el apoyo de mis compañeros, de mi familia y de la gente fue importante para tener la cabeza fría y solamente matarme en los entrenamientos. Después el resultado final fue estos dos partidos que jugué.
- Son bonitas esas revanchas que da el fútbol, me imagino que se emocionó con volver a jugar después de tanto tiempo.
- Yo me emociono con el simple hecho de vestir esta camiseta y de pararme en el arco de Everton. Defender estos colores para mí es una satisfacción y un orgullo. Fue algo lindo porque pensé en algún momento que ya no iba tener esa posibilidad de volver a jugar, pero el fútbol tiene que ver algunas veces con cómo es la vida, un día estás arriba y al otro estás abajo. Estoy feliz porque lo tomé con altura de miras y con mucha sabiduría. Al final del camino todo tiene su recompensa.
- ¿Realmente llegó a pensar que era muy complicado volver a ser titular?
- Sí, absolutamente, soy sincero y no veía por dónde, pero también me pongo en el lugar de otros arqueros que estuvieron cuando yo estaba y les habrá pasado lo mismo. Esto es así, son gustos y decisiones. Lo importante es que uno se sienta bien, que como cuando estabas arriba no te creíste más importante que nadie, y cuando estás abajo menos que nadie tampoco. Siempre hay que estar preparado para lo que te toque, se vienen dos partidos importantísimos para nosotros y la institución, que tiene que estar en Primera en mayo, y después se verá.
- Hace un tiempo decía que esa “llama sagrada” por jugar seguía viva, ¿ahora está más viva que nunca?
- Más allá de que me haya tocado jugar, siempre esa adrenalina venía partido a partido, pese a verlos desde la banca. Hoy está más viva que nunca y con mucha ilusión de que Everton vuelva a Primera. Ese es el objetivo, más allá de algunos nombres propios y de la trayectoria que uno haya podido tener, hoy lo más importante para mí es que Everton suba.
- ¿Le sorprendió que Iberia y Puerto Montt hayan llegado a esta final de la liguilla?
- Sorprende por cómo estaba jugando Curicó y el campeonato que hizo. Le encontré mucha razón al DT de Temuco que decía que el desgaste físico y emocional de alcanzarlos en su momento le pasó la cuenta.
- Al menos por nombre, Everton asoma como favorito ante cualquiera de los dos equipos.
- Más allá de los nombres, Puerto Montt tiene jugadores que se están matando y que se quieren hacer un espacio en el fútbol. Hay otros condimentos. Nosotros tenemos que tener la jerarquía y la capacidad de superar todo eso, chicos que corren mucho y que físicamente tratan de aplastarte y ahogarte un poco con la presión. También se reagrupan muy rápido y salen rápido de contra. Iberia tiene lo suyo, un juego que le ha dado resultados, de jugar mucho por las bandas y buscar mucho centro para Ruiz y Salinas también desequilibrando. Son equipos que juegan totalmente distinto.
El Mercurio de Valparaíso.