Si bien los técnicos siempre dicen y son partidarios de que las evaluaciones se hagan a fin de año (o al término de un torneo al menos), lo cierto es que en algunos casos, cuando el diagnóstico se hace cada vez más evidente y vox populi, que no siempre se hace necesario esperar tanto para emitir algún juicio o comentario. Y en tal sentido, que viendo prácticamente todos los partidos que ha jugado Everton al mando de Héctor Tapia, que los pecados capitales del técnico saltan a la vista.
1° Pésimo arranque: Tras la partida de Víctor Rivero -y luego del muy buen partido realizado por Everton en el itinerato de Cristián Uribe (venció con claridad a Puerto Montt por 3 a 0)- se aguardaba con ansias el debut de “Tito” Tapia ante el colista y casi desahuciado Barnechea. El resultado… un pésimo encuentro de los viñamarinos, los cuales cayeron por la cuenta mínima en Sausalito ante el equipo que descendió a la Segunda División. Luego, el fútbol de Everton mejoró en su visita a La Granja de Curicó, pero se volvió a caer ahora por 2-1.
2° Un ascenso con fórceps: Si bien en los libros quedará marcado -y registrado- el nombre de Héctor Tapia como el técnico que ascendió a Everton, lo cierto es que aquel logró (que tuvo mucho del trabajo de Víctor Rivero) no respondió a lo muy bien que jugaron los viñamarinos en los partidos definitorios ante Puerto Montt. En Viña se sacó la ventaja necesaria, pero sólo gracias a aquellos cinco minutos de inspiración (entre los 76′ y 81′) en donde Gabriel Díaz y Rafael Viotti anotaron goles claves, cuando Everton lo pasaba mal en Sausalito. Y en la revancha en el Chinquihue, fue todo sufrimiento aunque eso si, se reconoce la aplicación y concentración total tuvieron los jugadores, los que así y todo cayeron por uno a cero.
3° Desmanteló al plantel: Es cierto, el equipo de Everton que logró el ascenso no estaba para dar pelea en Primera División. Pero “cortarlos” a todos (se fueron 20 jugadores), fue demasiado. En esa poda -propiciada por Tapia- se desarmó la columna vertebral que sostenía Everton y que se basaba en Dalsasso, Felipe Salinas, Gabriel Díaz, el Feña Saavedra y Viotti. Tapia sólo pidió la renovación de Cerato y Marcos Velásquez y los otro que se quedaron (Blázquez, Alucema, Diego Orellana etc.) fue porque tenían contrato vigente.
4° Mató a los referentes: Hoy Everton no tiene alma, ni referentes. Cerato corretea y lucha; Varas y el “Chano” Velásquez también la mojan, pero jugadores como Dalsasso o Saavedra, despreciados por el técnico, hoy se echan de menos.
5° Nula confianza en la cantera: Dilan Zúñiga, Kevin Medel, Camilo Rodríguez, Diego Rojas, Rodrigo Echeverría, Nicolás Orellana y los mexicanos Gómez, Ochoa y Almeida son todos jugadores menores de 21 años que llegaron a experimentar a Everton. ¿Para qué?, ¿para foguearlos y que vuelvan a sus clubes de origen?. Pésima señal si consideramos que por dichas decisiones, futbolistas de casa como Jordano Cisterna, Italo Pizarro, Alvaro Madrid, Pedro Sánchez, Eduardo Leiva, Sergio Riffo y tantos otros… o tuvieron que partir a préstamo o están por ahí, abandonados a su suerte.
6° La propuesta de juego. Tres puntos de un total de 15; un 20 por ciento de rendimiento; ser el único equipo de Primera División que no sabe de triunfos y compartir con Audax Italiano el último puesto… no es producto de la casualidad. Salvo pasajes del primer tiempo ante la Universidad de Concepción, Everton no juega y no muestra nada en el campo de juego.
7° Secretismos y nula autocrítica: Desde que Tapia arribó a Everton, que nunca más (la prensa) pudo observar un entrenamiento en el CDE, ni menos en Sausalito. Hablar con sus ayudantes también es imposible y tras los partidos, las explicaciones son pobres. “Que tenemos que trabajar más”… no es respuesta a estas alturas.
La Estrella de Valparaíso