Fue un sufrimiento eterno el que vivieron los casi mil hinchas viñamarinos que desde temprano repletaron la tribuna visitante en el Chinquihue. Una angustia que al final tuvo su bien merecida recompensa, ya que pese a caer por la cuenta mínima ante un motivado y voluntarioso Puerto Montt (gol de Servín a los 81′, de penal), el premio mayor lo obtuvo Everton al retornar por sexta vez al fútbol grande de Chile.
Y lo hizo en base al mayor oficio de sus jugadores, los cuales, siguiendo al pie de la letra las instrucciones del técnico Héctor Tapia, lograron mantener a raya a los “salmoneros”, los cuales, bajo un ambiente en donde se palpaba la tensión y el nerviosismo (el cual bajaba desde las tribunas hacia la cancha), no supieron encontrar los caminos para dar vuelta la llave que arrancó con el 3 a 1 del miércoles en Sausalito.
Contrariamente a lo presupuestado, Everton no fue un equipo timorato, ni mucho menos mezquino en el Chinquihue. Es cierto, los jugadores visitantes -como todos- hicieron tiempo desde un principio y cada vez que pudieron, pero también se plantearon con un tridente ofensivo (Viotti, Ceratto y “Ribery” Muñoz) que apoyados muy de cerca por el juvenil Pedro Sánchez, presionó y buscó el arco rival.
Everton no vino a colgarse del travesaño, aplicando la máxima que indica que “la mejor defensa… es un buen ataque”. Así, manteniendo muy ocupados a los defensores locales, en Everton se evitaban las zozobras ante un rival que en casa y con su gente, se hace muy fuerte.
En esos primeros 45 minutos, Ceratto puso de cabeza a los locales, generándose al menos tres ocasiones de gol, mientras que los sureños tuvieron sólo dos claras, primero con un remate suave de José Martínez que el “Gabo” Díaz rechazó bajo el arco y un enganche y posterior remate de Joaquín Díaz que encontró a Dalsasso, muy bien ubicado.
Más de lo mismo
Apenas cumplido el reglamento de los Sub 20, el técnico Tapia ordenó el ingreso del “Pulpito” González en lugar del juvenil Sánchez y Everton volvió a controlar el juego ante un rival que a esas alturas, ya también jugaba contra el reloj. Además, Velásquez pasó a jugar de lateral izquierdo, dejando ahora a Orellana como el acompañante de Saavedra, ambos muy cerca de González. Con aquellas movidas, la visita siguió manejando los tiempos del partido ante un local que se enredaba con el arbitraje de Eduardo Gamboa.
Un forado por derecha que culminó con un remate de Joaquín Díaz (y que salvó desde la línea al argentino Gabriel Díaz), fue la más clara del local a los 67′. Por Everton en tanto, Ceratto la levantó de zurda en plena área chica.
Así las cosas, el partido se arrastraba hacia el cero a cero, cuando el juez Gamboa cobra un penal en el minuto 80, por una mano en el área de Díaz. El paraguayo Servín fue el encargado del remate y con un tiro bajo a la derecha de Dalsasso, encendió -aún más- la ilusión entre los hinchas locales que ya olían los penales. Sin embargo, Everton no estaba para regalar nada y con oficio y control de juego logró lo que hasta anoche todo Viña del Mar festejó… el ascenso a Primera.
La Estrella de Valparaíso
Foto: CDF