El “Equipo de Todos” reescribió la historia del fútbol continental para derrumbar a la escuadra que lidera Lionel Messi y gritar campeón nuevamente en su cara.
¿Qué importa lo que Conmebol dijo y desdijo sobre la validez de la Copa América Centenario? ¿Qué importa si las apuestas estaban inclinadas a favor de Argentina? La Selección chilena debía salir al campo a hacer lo que mejor sabe: jugar a la pelota y tapar bocas.
Y en efecto así fue. La Roja reescribió la historia frente a la Albiceleste, al vencerla nuevamente en una final del certamen en lanzamientos penales y coronarse bicampeón a nivel continental.
En unos infartantes 120 minutos, ningún elenco logró sacarse ventaja, obligando a definir la serie desde la pena máxima, donde los jugadores criollos estuvieron otra vez más acertados y le revivieron todos los fantasmas a la escuadra que adiestra Gerardo Martino, que ya lleva tres finales con la cabeza hacia el suelo. ¡Déjà vu criollo no más!
Recién arrancada la brega, Argentina tuvo su primera oportunidad en los pies de Ever Banega, que mandó ancho su remate. En tanto, el “Equipo de Todos” respondía con un intento fallido de José Pedro Fuenzalida.
Y aunque Chile tenía más posesión de balón, era su rival quien marcaba mayor presencia en el arco custodiado por Claudio Bravo. De hecho, Ángel Di María pudo abrir el marcador en más de alguna oportunidad, pero a diferencia del debut de este torneo, el espigado atacante no estuvo fino.
Todo parecía venirse abajo para el conjunto dirigido por Juan Antonio Pizzi, pues a los 28 minutos el árbitro Héber Lopes le mostró la segunda cartulina amarilla a Marcelo Díaz tras un choque, a lo menos discutible de cobrar, con Lionel Messi.
De ahí en más, los trasandinos se apoderaron de las acciones, pero la tónica del encuentro era de dientes apretados, donde a los 43′ las fuerzas se volvieron a equiparar: el defensor Marcos Rojos se ganó la roja directa por una agresiva patada sobre Arturo Vidal.
Ya en el segundo tiempo, Chile volvió a recuperar el protagonismo con la pelota en los pies, pero sus llegadas no eran incisivas y apenas incomodaban al golero Sergio Romero. Eduardo Vargas y Mauricio Isla intentaron, pero no encontraron premio.
En la otra vereda, Martino se la jugó con los ingresos de Matías Kranevitter y Sergio Agüero, quienes dieron más frescura al ataque argentino, pero tampoco consiguieron batir a un aplicado Bravo.
Así, al igual que en la edición pasada, llegó el alargue, donde el capitán de la Roja se puso una vez más la capa de superhéroe para manotear un complicadísimo remate de Sergio Agüero, callando todas las críticas que generó su actuación en la fase grupal.
A la postre, el destino del certamen conmemorativo se definió en la tanda de penales: Ambos equipos fallaron el primera lanzamientos, mientras “Chiquito” Romero frenó el de Vidal, Messi lanzó por arriba.
Tras las farras acertaron Nicolás Castillo, Javier Mascherano, Charles Aránguiz, Sergio Agüero y Jean Beausejour. Hasta que vino entonces el lanzamiento de Lucas Biglia que contuvo Bravo, para que Francisco Silva marcara para mantener a Chile en lo más alto del continente.
De esta manera, Pizzi igualó lo realizado por Jorge Sampaoli, entregándole a la Roja el segundo título en su historia y dándole un envión anímico importante de cara a las Clasificatorias rumbo al Mundial de Rusia 2018.
Triunfo